Esto basado, claro, en la teoría de que existen universos parelelos. Entonces, la infinita capacidad masculina (y a veces, con menor ingenio pero mayor corazón [¡snif!], la femenina), hace posible la realización de una felicidad desdoblada en el mismo universo, sin necesidad de transportarse a uno paralelo.
Luego, la Felicidad Alterna no es cosa maligna porque no está incluída en la espantosa lista de pecados Capitales. La lujuria [y quepa mucho la aclaración] no es ni así de parecida a la Felicidad Alterna, pues mientras la primera se basa en el excesivo deseo sexual, la segunda tiene sus firmes bases en la alegría de producir endorfinas y hasta dopamina en la persona con la que se comparten esos momentazos de placer.
En términos que entiendas: si José sale de la obra y en lugar de ir a ver a María, se va a pisar a Magdalena, pero además de eso le lleva algún regalito o tiene un detalle románticón con la susodicha, es F.A. De lo contrario, José es un adúltero calénturo sin mayor futuro que un doloroso divorcio o una castración pública cuyo final será la exhibición de sus genitales en una lanza. Cada pueblo sus respetables costumbres, por supuesto.
Y considero necesaria una última aclaración: la Felicidad Alterna es la mejor forma de pago a la monogamia, ese crédito que otorga una cultura tan proclive a la barbarie que no admite que la poligamia es la onda.